Traición. Una palabra que, dependiendo de los ojos con los que se mire, o quizá, más bien, de los ojos que miren, toma diferentes significados. Distintos grados.
Recuerdo haberme sentido así alguna vez, aunque esa vez me lo esperaba.
Que te digan algo que no esperas, y encima, te duele, es como una operación o como si te quitaran las muelas del juicio. Así se siente de momento. Te abren, hacen algo en tu cuerpo, pero la antestesia es poderosa y por ahora sólo sientes cómo urgan en ti. Y piensas en ello, tratas de no hacerlo y el hecho de que no sientes nada ayuda a ignorarlo un poco. Pero está ahí, la anestesia no es eterna y este hecho te pone nerviosa. ¿Qué vas a sentir cuando pase? Cuando te des cuenta que no hay vuelta atrás... Bueno, ya me estoy proyectando. Pongámoslo así, ¿qué pasará cuando vuelvas a intentar comer? Uno puede acostumbrarse a los cambios, pero al final no estamos hablando de una muela. Ni de una operación, no es ese tipo de cambio. Supongo que, si pasamos esto a nuestra vida, aplicando la palabra traición en lugar de operación, la pregunta importante de la noche es: ¿Qué cambió?
Ánimos Ale... los cambios son buenos a veces. Busca el lado positivo aunque cueste.
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