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jueves, 16 de junio de 2016

Emiliano

Bueno... hoy vengo a escribir nuevamente de Emiliano.

Emiliano, Emiliano... ¿Por qué todo lo que llena mi mente últimamente siempre eres tú? Me encanta pensar en ti, me llena de felicidad pensarte. Es increíble e interesante darme cuenta de que a tu lado llevo algo así como medio año, sólo de amigos, y poco más de un mes de ser novios.

Siento que he vivido demasiadas experiencias contigo, hasta ahora no muchas malas, aunque sé que son inevitables. Hoy hablé contigo por teléfono, fue aproximadamente una hora lo que pasamos ahí, hablando de bobadas mayormente.

Te extraño, pero es difícil describir la manera en que te extraño.

Al ver películas o tomar una foto de mi perrita o platicar con mi madre o comer o ir a dormir, de alguna manera siempre te cuelas por una rendija a mis pensamientos. Es difícil explicarte como te extraño, porque más bien siento mucha tranquilidad cuando pienso en ti. Es como si tuviera la completa certeza de que vives lo mismo que yo y que piensas de la misma forma en mí, y aunque es quizá algo egocéntrico de mi parte estar tan segura de esto, no me voy a retractar. Lo que me provoca ansiedad, más bien, es el no poder tocarte, no poder besarte, no abrazarte y no hacer el amor. Tu olor, tu saliva, tu piel.

Irónicamente, todo esto me provocaba más ansiedad antes, desde ese día o esa noche me di cuenta de tu amor. Y creo que eso se debe a que noté mi propio amor, hacia mí y hacia ti. Me di cuenta de lo que veías en mí como persona y de lo afortunados que somos en tenernos el uno al otro.

Tengo miedo de estar haciendo bolas este escrito, pero trataré de tomarlo con calma. Emiliano, no creo poder explicarte la forma en que te has metido en mi propia existencia, la forma en que has hecho mi mundo girar como a ti te place sin siquiera darte cuenta. Tienes por completo el poder de destruirme, y eso no me da miedo, al contrario. Estoy tan feliz de saber lo que es entregar el corazón, que no puedo sentirme asustada.

Muchas personas podrán llamarme tonta, quizá una yo del pasado leyendo estas palabras, juzgaría fuertemente a la escritora. Pero hoy no puedo estar más feliz de ser tuya y que seas mío. Sueno probablemente como una chica estúpida, pero me vale. Ahorita no estoy haciendo muecas al escribir esto, quizá en parte porque no lo estoy pensando demasiado, sólo sale y ya.

Trato de encontrar las palabras para explicar cómo me haces sentir, tan completa, tan libre. Me haces sentir viva, que pertenezco, que hay un propósito en existir y que no tengo que buscarlo porque el propósito me encontró a mí. Estoy locamente enamorada de ti, y no sé nada más y me niego a saber algo más. Jamás fui tan temeraria antes al "entregar mi corazón" y creo que es porque nunca antes lo había entregado de verdad.

Emiliano, hoy te confieso, mi corazón es todo tuyo. Mi cuerpo es todo tuyo, mi alma, si es que la hay, es tuya también. Y de existir eternidad, renunciaría a cualquier placer de esta vida, porque todos palidecen cuando los comparo con tu compañía. Amor, soy tuya mientras me quieras a tu lado. Y soy egoísta al pedirlo, pero me importa poco: quiéreme siempre.

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