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sábado, 27 de agosto de 2016

Miedo en la madrugada

Hoy es de esas noches en las que me despierto a las 5 de la mañana a orinar y luego ya no concilio el sueño... pero ahora sí sé por qué.

Algo así como a las 3 de la mañana me despertó un ruido que no identifiqué del todo porque cuando fui consciente de lo que me había despertado, casi de forma instantánea se esfumó. Según yo, había sido el forcejeo con una puerta, no estoy segura, no lo sé.

Ya estaba volviendo a quedarme dormida y ahora escuché como si hubieran golpeado algo con fuerza, o como si algo se hubiera caído. Llamé el nombre de Karla para ver si la había despertado, pero no hubo respuesta. Me giré para verla, pero estaba oscuro y no alcancé a ver nada más que el color naranja brillante de su cobija con una poca de luz que provenía de fuera de nuestro cuarto. Y un rato después volví a escuchar el forcejeo con alguna puerta, o al menos eso me imaginaba porque así se escuchaba. La verdad soy una miedosa, y me dio miedo. Me puse a pensar en fantasmas y esas cosas que sé que no existen pero igual me asustan, pero luego pensé "bah, estoy con Karla" y pasado algún tiempo pude volver a conciliar el sueño.

La siguiente vez que me desperté fue como a las 5 de la mañana, hace más o menos dos horas. Esta vez tenía que ir a orinar. Me acordé de los ruidos y me dio miedo ir al baño, me vi tentada en despertar a Karla y decirle que me acompañara, pero luego pensé "no mames" y me paré, prendí la luz del cuarto esperando que no la molestara, y salí al baño. Al volver del baño, miré la cama de Karla, al fin con luz y me di cuenta de que estaba vacía. Por un momento me invadió el pánico. Con seguridad no puedo saber dónde está, pero sí que me lo imagino.

Y bueno, después de eso ya no apagué la luz porque... no sé, el cerebro humano trabaja de formas misteriosas. La lógica no me ayuda a quitarme el miedo. Y me puse a ver "Coraje el perro cobarde". Luego facebook, luego a leer cosas, y terminamos aquí.

¿Cómo va a estar esa conciencia mañana, Karla?

martes, 23 de agosto de 2016

Arroyos encendidos

Eres una erupción volcánica, eres lava.
Caliente, me destruyes y rehaces, y como fénix, de mis cenizas renazco.
Me haces sentir eterna, como un paisaje, jamás tocada por la mano del hombre.
Y tú, me modificas con tu fuego, me deformas y transformas. Sólo tú, mi volcán.
Eres naturaleza, destructivo y sanador.
Mi naturaleza es pertenecerte, hacerme a tus antojos, a tus emociones.
Y otra vez, como el fénix, tu fuego me vuelve cenizas.
Me quemas por dentro, luego te solidificas y me vuelves pesada.
Derríteme de nuevo, hazme ligera de nuevo, que no puedo dormir en las noches.
Lates dentro de mí, como si ahí vivieras, como magma en el centro de la tierra. En mi pecho, en mis pulmones, en mi corazón.
Estalla otra vez, volveré a construir edificios con lo que dejes detrás.
Tú me marcaste con fuego, con tu fuego.

Y de las cenizas yo, otra vez de las cenizas...

lunes, 22 de agosto de 2016

Till the eternity passes away

Estoy como triste esta noche y la verdad no estoy segura de por qué.

Karla, mi roomie, hace no mucho terminó con su novio (ahora exnovio) y llevaban ya 4 años juntos. Lo peor es que ni siquiera terminaron porque ya no se quisieran, o porque ya no se llevaran bien, porque sí que se querían y se llevaban bonito. La razón fue otra que por privacidad de mi amiga prefiero no mencionar aquí, pero fue una cuestión de confianza, distinta a la fidelidad.

El caso es que habían terminado pero se extrañaban y volvieron. Al final, desafortunadamente igual ya Karla no le tenía la misma confianza, y ese mismo hecho provocó peleas y actitudes feas, por lo cual volvieron a terminar, según que esta vez definitivamente.

Y pues Karla hace como tres noches cometió un desliz con uno de los compañeros de cuartos que tenemos en la casa donde vivimos. Y se sintió muy culpable porque como lo de su ex es reciente, sintió que le fue infiel. Yo la verdad no le reprocho nada ni la juzgo porque es algo que le puede pasar a cualquiera, sobre todo cuando se está vulnerable.

Y ya sé que la verdad no tengo vela en este entierro porque además de que ella sea mi amiga, pues no me incumbe ni nada. Pero estoy triste por la muerte de esa relación porque hoy fue a hablar con él (ella me contó que quería ver si regresaban) pero la charla que tuvieron le dejó claro que no (aunque igual yo tengo esperanzas de que en el futuro vuelvan porque mi corazón se partió en 20 pedacitos por ellos dos).

Bueno, el caso es que todo esto me puso a pensar en mi relación con Emiliano porque hoy en la escuela, durante la mañana, me contó algo que me dejó un poco triste. Nada que haya salido de él en realidad, pero igual me dejó triste y creo que a él también, aunque no ahondaré mucho en esto porque creo que no vale la pena. Y pues de estar súper bien antes del fin de semana, regresando de este me sentí como triste, deprimida. Quizá por eso es que estoy tan susceptible a lo que pasó con la relación de Karla, además de que hoy, antes de decirle (porque sí, le dije como me sentía casi de manera instantánea), sentí que no me estaba diciendo que me amaba tanto como la semana pasada (?)... Lo sé, soy una exagerada llorona de primera, pero me sentía como... ¿rara, quizá? Como un poco vacía. No sé qué tan bien es que me sienta así con tan poco, supongo que habla mucho de mí. Y es que, sincerándome aquí, en donde poca gente lo leerá, la verdad es que me aterra el hecho de terminar. Nunca antes me había sentido tan vulnerable, antes era como "bueno, si terminamos el mundo no se acaba, conoceré a gente nueva, puede ser emocionante". Pero ya no quiero conocer a nadie más, porque lo amo muchísimo, siento que es... no sé, el indicado, y de verdad me aterra. Justo ahorita solté unas cuantas lágrimas y me siento un tanto patética. Y quiero dejar de llorar antes de que Karla regrese de su ducha.

Sólo... supongo que a veces me gustaría leer su mente, o su corazón. No porque no confie en él, porque lo hago, de verdad lo hago, si no para quitarme tantos miedos quizá estúpidos. Tantas inseguridades, tanto... tanto...

If I could save time in a bottle.

jueves, 11 de agosto de 2016

3.5 (?)

Viajar en el tiempo.

Las palabras surcaron su mente como estrellas fugaces mientras veía las fotografías en la pantalla de su computadora, y las pasaba una a una, apretando una tecla con monotonía. No tenía expresión en el rostro, Posiblemente ese podría ser uno de sus deseos, tener la habilidad de viajar en el tiempo. Se había puesto a ver fotografías precisamente para saber qué pedir, y había dado sus frutos.

Tomó el papel y un lápiz y se preguntó a sí mismo si de verdad quería hacer eso. Había visto demasiadas películas como para no preocuparse por el efecto mariposa, pero era eso o irse al infierno de una vez.

Al carajo.

Deslizó con lentitud premeditada el carbón sobre el papel, sintiendo los trazos, disfrutándolos. Al acabar no pasó nada, no se sintió diferente. Se desanimó, pero un hilo de esperanza lo abstuvo de romper el papel. Tres.

Miró el reloj. Era la una de la mañana. "¿Cómo es que todo había acabado así?", se preguntó a sí mismo. Su mente volvió a aquellos recuerdo que venían carcomiendo su alma desde aquel fatídico día, y cerró los ojos. Dejó de escuchar los ruidos de la radio prendida, como si hubieran bajado el volumen. Trató de abrir los ojos, pero no puedo hacerlo, no pudo mover un sólo músculo, y sintió como si de pronto se hubiera sumergido en algo húmedo.

La curiosidad de apoderó de él, más que el miedo. Tenía el presentimiento de que todo eso tenía que ver con su primer deseo. Dejó de luchar contra su incapacidad de movimiento y esperó hasta que la sensación de estar sumergido desapareció.

Abrió los ojos. Estaba acostado en su antigua cama, mirando el techo de su vieja habitación.

martes, 2 de agosto de 2016

Somebody Else

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Desperté a las doce del día, era sábado. El suelo de mi habitación lleno de latas de cerveza y colillas de cigarrillos, el dolor de cabeza me impedía pensar con claridad, a su vez maldición y bendición. Ahora todo lucía muy vacío.

Me paré de la cama y me dirigí a la habitación que fungía como comedor, sala y cocina a la vez. Busqué algo para tomar en el frigobar y me bebí una botella de agua que encontré por obra divina. Miré al vacío durante varios segundos. Paredes vacías, espacio vacío, vacío.

Antes nada me parecía tan vacío, estaba todo bien. Pensaba que era mentira, quería creer eso supongo. Las horas pasaron y yo me revolcaba en la cama tratando de tomar una decisión, o de armarme de valor para la decisión que, sin querer, probablemente ya había tomado. Dieron las seis de la tarde y supuse que debía comer algo, pero sentía que si ingería cualquier cosa mi cuerpo lo iba a devolver.

Sólo dejé el departamento para comprar cigarrillos y volví rápido, temiendo encontrarte. Quizá deseándolo un poco. Tal vez ya no era posible encontrarte, no por casualidad. Escuché que te mudaste, escuché.

Dieron las ocho y me di una ducha. Me vestí con lo mejor que tenía, lo que te gustaba. Eso que solías decir que me hacía ver como chico malo. Dieron las nueve y media, y salí del departamento, dirigiéndome a la parada de autobús. Fui con paso lento, fúnebre. Miedo irracional se apoderó de mí, tristeza irracional.

La ciudad, brillante y ruidosa, parecía carecer de color y sonido a través de mi reflejo en la ventanilla del autobús. Bajé y me puse otro cigarrillo en la boca. Odiabas el cigarro, pero te parecía atractivo cuando fumaba.

Caminé la cuadra que me faltaba y a dos locales de llegar te vi bajar de un taxi, algo invadió mi pecho cuando te vi sola. Pero después bajó él, detrás de ti. Y sentí el vacío en mi pecho, el nudo en mi garganta y en mi estómago. Se me cayó el cigarrillo.

Ni siquiera te deseaba, ya no. Pero como odiaba verte con alguien más. Sonriendo, tan feliz. Te tomó de la cintura, besó tu cuello. Te tocaba, y no pude dejar de imaginarte con él. Apreté los puños. ¿Quién te creías, quién te dio permiso para ser feliz con alguien más?

Con alguien más...