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miércoles, 28 de junio de 2017

Nothing really

Hace rato ya que no vengo a escribir, y es curioso porque me ha pasado tanto últimamente, que a estas altura no sé ni por dónde empezar a recapitular mi vida y mis sentimientos.

Terminé con Emiliano, y él no quiere ser mi amigo. No puedo escribir de todas las razones que mi impulsaron a tomar una desición tan dura, tampoco quiero. Sólo puedo y quiero hablar de lo duro que fue dejarlo ir, lo duro que sigue siendo tener que mantener mi distancia. La gente me dice que le de tiempo, y eso hago, pero ¿cuánto? ¿Por qué?

Últimamente me sentí triste, me sentí deprimida casi la mitad del semestre (la segunda mitad), y era un agujero del cual no supe cómo salí, y del que tengo miedo. Tengo miedo de volver a caer en él.

De momento estoy soltera, y se siente raro. Por momentos me doy cuenta de que soy soltera, de que no tengo ataduras a nadie y me hace sentir feliz, libre. Me gusta pensarme como partículas en el viento, y por primera vez siento que mi existencia no desentona con ese pensamiento.

Me siento motivada a sacar buenas calificaciones y a aprender mucho en la escuela, pero no hago nada realmente. Tengo miedo de ser incapaz, de no dar la talla. Pero supongo que no debo dejar que el miedo me paralice. Voy a estudiar ahora, aunque sea 15 minutos.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Frío punzante

El gélido viento del norte sopló con fuerza ese día, otra vez le había provocado el mar, sentimental y voluble. El viento transportaba astillas de hielo y arrasaba con la vida y lo caliente, congelando al mar a su paso.

Al terminar el grito del viento, el mar estaba congelado, también la vida dentro de él. El viento arrepentido lo acarició con una suave brisa, lo intentó hacer bailar como siempre. Pero el mar estaba inerte, transformado en hielo. El mar estaba muerto.

viernes, 6 de enero de 2017

Nadie odia más a México que los mexicanos

Somos todos una bola de estúpidos. Somos un pueblo ignorante y tenemos el gobierno que nos merecemos. Y es cagante saber que es todo un ciclo interminable. ¿Por qué nuestra gente no tiene educación? ¿Por qué esto se repite de generación en generación? ¿Por qué sólo unos cuantos tienen mediana idea de lo que pasa? ¿Por qué no podemos cambiar nada?

No puedo decir a ciencia cierta que sé lo que sucede, es decir, ¿quién lo sabe? Con la ola de mensajes que manda la gente estúpida, uno ya no sabe qué es verdad y qué es mentira. Sin poder dar la cara los periodistas porque los matan, ¿cómo podemos tener una fuente de información fidedigna? Hace años que dejé de ver la tele, la tele y las noticias. Qué canales van a informar verdades, si las personas que llegan a informar aparecen muertas días después.

Y trato de ser compasiva en mi mente, de no odiar a la gente, pero se me hace difícil no querer a medio país muerto. Educarlos es imposible, y me da vergüenza saberme mexicana. Me da vergüenza mi país y me da vergüenza la ignoracia de mi pueblo. La mía.

Es una frustración gigantesca la que se siente, con todo lo que está ocurriendo. Y tú no puedes hacer nada. He fantaseado en más de una ocasión con tener armas y un grupo de gente de mi lado, gente educada. Pero ¿quién haría eso? Yo tampoco soy un líder. No soy nada. Qué ganas de quitarle el dinero y el poder a los que lo tienen, pero, viendo esto, ¿para qué? ¿Para dejarlo en manos de quién?

Tenemos el gobierno que nos merecemos, bola de pendejos, de inútiles. Bola de mexicanos. Me caga.

miércoles, 4 de enero de 2017

Viento

No quiero, no debo, no puedo controlarte. Pero dentro de mi ser crece la ansiedad.

Mis pensamientos son diáfanos un segundo, y al siguiente se enturbian con el recelo y la aprehensión.

¿Qué nos depara, qué me depara? Si, bueno o malo, no dejo de pensar en ti.

¿Cómo alcanzar la paz? Si tú eres el viento de cambio, y yo la montaña, enraizada e inamovible.

Si tú eres tú. Y yo soy yo.

martes, 27 de diciembre de 2016

No quiero sonar junkie

Hoy no me mueve casi nada a escribir, sólo el hecho de querer escribir, supongo. Comienzo por decir que llevo casi una semana sin fumar; claro, esto es por circuntstancia y no por decisión. Extraño muchas cosas de la ciudad, pero de lo que más extraño son esos ratos con Emi y el Perrito, en los que nos olvidamos del mundo y platicamos estupideces. Extraño el sexo, eso es definitivamente lo que más extraño. El sexo y la persona con la que tengo sexo.

Quizá suene cruel (a pesar de que no creo ser cruel), pero cuando estoy mal y sé que él está mal también, me siento un poco menos mal porque sé que le importo. Como si fuéramos dos partes de un todo, dos caras de una sola moneda.

No me he sentido para nada mal al no tener mota, sólo extraño esos ratos. He convivido muchísimo con mi familia. El 24 no lo pasé del todo bien porque no estuvieron ahí dos de mis más cercanos primos, pero aún así fui positiva y jugué a las escondidillas con mis sobrinos y demás. Al final hice mucho ejercicio y resultó divertido.

También he tenido charlas interesantes con mi abuela. No sé si había escrito ya de esto, pero lo voy a hacer ahora... Se quedó huérfana de madre a los 5 años de edad, y de padre a los 7. Tuvo una vida muy dura... en fin, llenísima de anécdotas dignas de relatar. Se casó a los 17 para poderse ir de la casa de los parientes con los que le tocó vivir cuando sus padres faltaron, porque la explotaban. La sacaron de la escuela y la tenían trabajando, a ella y a su hermana menor, en su casa. Limpiaba, lavaba ropa, hacía la comida, planchaba, todo antes de los 10. Y bueno...

Quería dejar eso por escrito para no olvidar que realmente quiero escribir de eso más adelante. Ahora me voy.