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miércoles, 4 de enero de 2017

Viento

No quiero, no debo, no puedo controlarte. Pero dentro de mi ser crece la ansiedad.

Mis pensamientos son diáfanos un segundo, y al siguiente se enturbian con el recelo y la aprehensión.

¿Qué nos depara, qué me depara? Si, bueno o malo, no dejo de pensar en ti.

¿Cómo alcanzar la paz? Si tú eres el viento de cambio, y yo la montaña, enraizada e inamovible.

Si tú eres tú. Y yo soy yo.

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