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miércoles, 29 de marzo de 2017

Frío punzante

El gélido viento del norte sopló con fuerza ese día, otra vez le había provocado el mar, sentimental y voluble. El viento transportaba astillas de hielo y arrasaba con la vida y lo caliente, congelando al mar a su paso.

Al terminar el grito del viento, el mar estaba congelado, también la vida dentro de él. El viento arrepentido lo acarició con una suave brisa, lo intentó hacer bailar como siempre. Pero el mar estaba inerte, transformado en hielo. El mar estaba muerto.

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